La muerta enamorada (La morte amoureuse) fue publicado por primera vez en 1836, en la revista Chronique de Paris. Se trata de un relato vampírico, narrado en primera persona por su protagonista, y probablemente influenciado por la obra de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, muy admirado por Gautier. Charles Baudelaire llegó a escribir que esta «es la obra maestra de Gautier».
Un anciano sacerdote relata su única experiencia con el amor, que vivió en su juventud y que le fue ofrecida por un espectro de la noche; Clarimonde, la vampira de este relato, y la más voluptuosa, y atrayente mujer que pueda existir; es la encargada de arrastrar al sacerdote hasta los más profundos y oscuros abismos, en los que la belleza resplandece de forma extraña y fascinante. A lo largo de las páginas de La Muerta Enamorada, Gautier desarrolla uno de los temas más recurrentes de su obra: el sueño; lo que sucede en la vigilia y en el sueño del perturbado sacerdote son siempre acontecimientos absolutamente distintos y contradictorios. La confusión de la existencia del protagonista entre lo real y lo soñado lo arrastran prácticamente a la locura, hasta el punto de no saber si es un generoso sacerdote que cada noche sueña con ser un galán fatuo, un joven libertino, señor de la más hermosa y voluptuosa mujer o si, por el contrario, es el joven que se entrega a los placeres y que sueña que es un mortificado sacerdote.
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