Era cierto, Maggie estaba embarazada. Llevaba tiempo ocultándoselo hasta a sus mejores amigas porque no sabía cómo reaccionarían cuando se enteraran de que había ido a un banco de esperma. Además, acababa de descubrir que en la clínica habían cometido un error y el hijo que iba a tener... ¡era de su jefe! Kane le había pedido que se casara con él, pero ella había prometido que el próximo hombre con el que se casara tendría que quererla de verdad. Así que solo aceptaría que el niño llevara el apellido de Kane si él le daba su corazón...
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