“Estoy tratando de comportarme de un modo honorable, Grace. Te aconsejo que no me presiones...” Emilio Santana tenía poder, dinero y vínculos de sangre. ¿Cómo podía pensar Grace Chandler que conseguiría la custodia de aquel bebé? Después de todo, el niño era su sobrino huérfano y, por consiguiente, el último de los Santana. Grace no estaba dispuesta a permitir que Zac viajara sin ella a un país desconocido y aceptó la oferta del multimillonario para ocuparse del pequeño. No tardaron en darse cuenta de que entre ellos latía la pasión, pero el deseo sin confianza era una mezcla muy peligrosa...
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