Una llamada a redescubrir la mejor idea que ha tenido la humanidad
Chris Anderson ha sido testigo de los más importantes hallazgos, inventos e innovaciones tecnológicas de los últimos veinte años. Un día, al recapitular sobre todas las enseñanzas que había extraído a lo largo de su andadura como director de TED Talks, reparó en el hilo que conectaba todas esas grandes lecciones: la generosidad.
Poco después, el colapso del coronavirus lo llevó a explorar los mecanismos del contagio. Fue entonces cuando concluyó que hay algunas pandemias, como la de la generosidad, que pueden llegar a mejorar el mundo. Y que, aunque un acto altruista individual pueda tener poca influencia, si conseguimos hacerlo contagioso producirá una reacción en cadena capaz de impulsar comportamientos positivos a nivel colectivo.
En este inspirador ensayo, Anderson muestra cómo las mismas tecnologías modernas que han servido para alentar conductas tóxicas pueden ser útiles a la hora de amplificar la bondad. Que es posible reaprovechar la conectividad de la que gozamos y la viralidad de las redes sociales para promover conductas positivas.
Generosidad contagiosa es una invitación a repensar internet como una herramienta capaz de unir a la gente en lugar de separarla y de humanizar una sociedad hoy polarizada y egoísta. De llevar a cabo ese paso del yo al nosotros que inspire la confianza recíproca y posibilite la cooperación, que fue lo que permitió el florecimiento de las civilizaciones.
Porque tal y como afirma Anderson —y reza el lema de TED— es esa la idea que, por encima de todas, merece la pena difundir.