Cómo sanar las divisiones en lugar de profundizarlas aborda un problema triste pero común en la iglesia de hoy. James Durham lo llama una “plaga terrible” y una “trampa espantosa”. Suplica a las iglesias y a los pastores que asuman la responsabilidad de trabajar por la sanación y la unidad, en arrepentimiento quebrantado y humildad ante Dios. Esto debe hacerse con sensibilidad y respeto por la parte en desacuerdo, y apelando a Dios por la paz.