La curación por medio de la fe fue un componente importante del ministerio de Jesucristo en esta tierra.
Nuestro salvador también fue claro acerca de la relación entre las afecciones a la salud y la enfermedad con el pecado.
¿Podemos entonces concluir a través de las declaraciones de Jesús que la curación es espiritual?
Si esto es así, entonces, el pecado y la enfermedad provienen de la misma fuente. Satanás es el autor de ambos.
¿Estamos completos o estamos quebrantados? La verdadera plenitud proviene sólo de Dios.
La plenitud espiritual involucra nuestro espíritu, alma y cuerpo; nuestro corazón, nuestra mente y nuestros cinco sentidos, y requiere solo una de dos opciones: obedecer la voluntad de nuestro Padre celestial o seguir la nuestra.
Si eligiéramos la segunda opción, viviríamos enfermos, de una forma u otra.
El autor concluye que las posibilidades de restaurar nuestra salud y nuestra sanación definitiva existen si seguimos el camino que nos dejó Jesús, el divino sanador, para quitar el pecado de nuestra vida.