Seguir a Jesús requiere llevar su cruz. Él fue claro acerca de este hecho a través de Lucas 9:23, cuando aseguró a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (RVR, 1960).
Si no hacemos esto, no podemos afirmar con certeza que estamos siguiendo a Cristo como Sus discípulos, y en cambio, solo nos estamos siguiendo a nosotros mismos y todo lo que este mundo caído tiene para ofrecer. No podríamos llamarnos cristianos de esta manera, sería falso.
¿Entonces cómo hacemos eso?
¿Cómo abrazamos nuestra cruz, para seguir a Jesús?
¿No era esto solo una metáfora destinada a hacernos mejores seres humanos?
Con la ayuda de muchos seguidores de Jesús iluminados que han escrito sobre este tema, el autor intenta responder a estas preguntas y presenta varias sugerencias que espera puedan ser útiles para seguir a Cristo resucitado en todas las circunstancias todos los días de nuestras vidas.