¿Qué podía llevar al playboy millonario Nick Valente a casarse con una mujer a la que no veía hacía años? El chantaje, por supuesto. Para conservar su hogar familiar, Nick debía casarse con la mujer elegida por su padre: Sasha Blake, uno de sus caprichos de juventud. En Sasha, a punto de terminar la adolescencia, no había habido ni rastro de inmadurez, ni tampoco había sido inmaduro su deseo por ella. Por fin sería su esposa y Nick podría hacerle el amor como y cuando quisiera.
Sólo una pregunta rondaba su mente: conocía sus propias razones para aceptar ese matrimonio, pero ¿cuáles eran las de ella?
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