Grace McAllister pensó que llevar en su vientre un hijo para su hermana sería un acto desinteresado, aunque secretamente deseaba que aquel bebé fuera suyo y que hubiera sido concebido apasionadamente con el único hombre al que había amado. Pero eso era algo imposible.
Josh Kingsley, incapaz de compartir la magia de todo aquello, no podía soportar ver cómo el bebé crecía en el vientre de Grace. Deseaba que la niña y ella fueran suyas para poderlas cuidar. Entonces la tragedia golpeó a la familia y Josh se apresuró a proteger a Grace y a la pequeña Posie, esperando que formaran parte de su vida.
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