Para quitarse de encima a las mujeres que lo perseguían, el millonario Salvatore Cardini le propuso impulsivamente a la mujer de la limpieza de su oficina que lo acompañara a una cena.
Jessica aceptó, reacia, pero, ¿quién diría que no a un hombre tan atractivo y poderoso? Él estaba en la lista de los hombres más ricos del mundo, y en cambio ella tenía dos empleos para sobrevivir. Además, no se había dado cuenta de que su papel no era sólo ir de su brazo en público, ¡sino también ser su amante en la intimidad!
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