Con su hija recién nacida y un niño de tres años de la mano, la viuda Elizabeth Ransom acudió al rancho Ransom buscando la familia que no había tenido nunca. Afortunadamente, el abuelo de los niños los recibió con los brazos abiertos. Pero era con el capataz de ojos azules con quien Elizabeth soñaba cada noche.
Jack Crawford tenía que marcharse ahora que el rancho de Oklahoma ya no estaba en venta. Pero eso no era lo más difícil; lo difícil sería decirle adiós a la preciosa Elizabeth…
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