Aunque la corte de la reina Isabel I en Richmond era famosa por ser el escenario de numerosas relaciones ilícitas y corazones rotos, la bella Adorna Pickering conservaba su inocencia. Porque, cada vez que se acercaba a ella algún pretendiente, buscaba la protección de su padre.Sólo un hombre tenía el poder de derribar la barrera de su timidez… sir Nicholas Rayne. Con su oscura reputación, Nicholas representaba todo lo que Adorna sabía que debía evitar. Pero ¿cómo podría quedarse indiferente si con sólo rozarla la volvía loca de deseo?
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