El guapísimo Kell Magee era sexy y masculino... ideal para el sexo, pero no para ser un buen marido. No, sería preferible encontrar algún contable responsable y aburrido que no la volviera loca de deseo ni la hiciera soñar con aquellos apasionados besos. Por suerte para Daisy Hunter, Kell no tardaría en encontrar sus raíces y marcharse del pueblo... porque ella no podía permitirse que volvieran a romperle el corazón. Aunque lo cierto era que ya había perdido la cabeza al olvidarse del plan A y optar por un apasionado plan B.
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