La Carta de Pero Vaz de Caminha sobre el descubrimiento de Brasil, fechada en el año 1500, y la carta de Américo Vespucio, luego titulada de Mundus Novus, del 1502, constituyen los dos primeros documentos que nos hablan de la población aborigen de Brasil.
La Carta de Caminha es sin duda, el más valioso de los testimonios que nos quedan de testigos directos del descubrimiento.Caminha escribe para informar al rey, Manuel I. Y lo hace no solo como escribano de la armada de Pedro Álvares Cabral. Es también un testigo de una realidad nueva y sorprendente que quiere retratar.En la Carta de Caminha se relata, con bastante detalle, la estancia de los portugueses en Brasil. El relato se ordena de tal manera que la carta adquiere rasgos de diario.En ella se cuenta lo que pasó en cada día, desde el 21 de abril, día en que vieron la tierra, hasta el primero de mayo de 1500, último día de su estancia en Vera Cruz. Pues al día siguiente retoman el viaje original hacia la India.De las seis cartas de Américo Vespucio relativas a sus viajes descubridores, la fechada en 1503 y dirigida a Lorenzo de Médicis, conocida como Nuevo Mundo o Mundus Novus, es la más importante. Esta señaló con claridad la existencia de un hemisferio desconocido por los antiguos, lo describió como poblado y rico, separado de Asia.Por tanto diferente a la versión «indiana» que predominó durante bastantes lustros.Por esta razón el cartógrafo Martin Waldseemüller en su mapa Universalis Cosmographia de 1507 acuñó el nombre de «América». En homenaje al hecho de que Vespucio fuese el primer en reconocer al Nuevo Mundo como un continente.
Estos textos ofrecen dos descripciones casi opuestas de América. En la carta del portugués Vaz de Caminha destaca el elogio de la belleza natural y de sus habitantes. Sin embargo, el florentino Vespucio acuña poco después la imagen de los indios feos y monstruosos.