La doctora Lia Kerrigan no tenía un remedio para el mal de amores, y eso era exactamente lo que suponía querer a Duran Forrester y a su hijo de siete años. Ellos le hacían anhelar cosas que sabía no existían. ¿Pero cómo podía esperar un final feliz para esa relación cuando toda su experiencia pasada le decía que no podría durar?Duran Forrester, por su parte, tenía otras ideas. Si la pediatra se había convertido en la tabla de salvación de su hijo enfermo, quizá también él pudiera encontrar una segunda oportunidad en los brazos de Lia.
Advertisement
Get insights into your website traffic, analyze your website's audience, and optimize your website for better results with Website Statistic.