El hombre por ser un ser social tiene la necesidad de comunicarse con sus semejantes. Ha sido creado por Dios en una unidad total de cuerpo y alma y está destinado a un fin sobrenatural que es la participación de la vida misma de Dios. Se comunica a través de gestos y palabras, que demuestran lo que lleva o siente en su interior, como son sentimientos, ideas, deseos y experiencias, utilizando su cuerpo para expresarse.
Por lo tanto, los sacramentos son la continuación de las acciones salvíficas de Cristo en el espacio y en el tiempo. Implican realidades sensibles y están destinados a todos los hombres para mantener una comunicación con Dios.