Si bien cierra un largo capítulo de la literatura gauchesca, la novela Don Segundo Sombra abre otro, diferente: La mirada del observador-narrador, el joven Fabio, es el asombro ante el descubrimiento de una cultura no oficial, de la mano de su guía gaucho. Maestro involuntario, el resero Sombra no se limita transmitir usos y costumbres, sino que se erige también en un paradigma de lengua y habla, de cosmovisión y de valores. La lingüista e investigadora Élida Lois nos brinda, desde el prólogo, una nueva perspectiva de lectura.
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