Aquella relación parecía imposible.
El playboy Kellen Faust lo tenía todo hasta que un accidente de esquí le dejó graves secuelas. Se retiró a la lujosa isla de su familia para recuperarse, y allí conoció a Brigit Wright, la directora del hotel de su propiedad. Brigit era una mujer atractiva, muy franca y a quien no le asustaba en absoluto poner en su sitio a su jefe.
El hotel no solo era el hogar de Brigit, sino también su salvación. Por eso, la conexión que empezó a sentir con Kellen la aterraba. ¿Podría confiar en que el heredero pródigo se quedara con ella... para toda la vida?
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